lunes, 29 de septiembre de 2008

Adarve

De pie junto al acantilado, mirando romper las olas con la seguridad de un pájaro, decidí caer en picado para atrapar al pez de la esencia sangrante, los ojos redondos, los párpados como bolsas de té por el efecto inequívoco de la fricción áurea, los brazos como un ala delta con cerebro y corazón, el corazón como un ala delta, el cerebro como una canica de espasmos, los espasmos como un atracón de picotas, las picotas como pilotos psicodélicos, las hélices con vértices sin vértigo, la virginidad bruta como una varilla de incienso, el incienso como un cisne azul cielo de pico transparente, lo transparente como un desayuno fuera de casa, la casa como un sofá de algodón de azucar sobre una nube sobria y compacta. Y lo peor de todo: estar de pie imaginando algo tan posible como un beso en el agua.

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