miércoles, 15 de octubre de 2008
De cómo se abandona un riñón sin rencor
Uno prueba la gota sonriente en el borde del plato y se da cuenta de que el pastel hace tiempo que se lo llevaron las hormigas, miga a miga... y se percata de vinos de que él nunca podrá ser una de esas hermosas y oníricas bolitas negras que se ríen sin parar. Así que adiós con azúcar y limón. O hasta pronto... como vuesa merced prefiera... he de leerle para poder avanzar de manzana como gusano enfermo.
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